viernes, 10 de febrero de 2012

LA DISCRIMINACIÓN JUDICIAL

En estos días España, Europa y medio mundo se hace eco de la noticia sobre la condena del juez Baltasar Garzón. No sé cuál será vuestra opinión pero la mía está muy clara.


Lo que ha ocurrido con el juez Garzón es una historia propia de las fábulas de Samaniego, con su moraleja incluida.

Había una vez un juez. No era un juez cualquiera. Era un juez inquieto, con ganas de hacer justicia(aunque parezque un juez siempre debe tener ganas, creo que no es algo tan evidente) y con la firme decisión de convertirse en el juez de jueces en España.
Tras años y años de impecable y rápida trayectoria, el sr. Garzón da un pasito más. Como juez de la Audiencia Nacional se siente en la necesidad de abrir y ajusticiar grandes casos. Y lo hace! Y se le reconoce! Famosos son los casos del narcotráfica, el GAL, el terrorismo, el señor Pinochet... España está con Garzón. Es el justiciero de la noche, el Carlos Bronson español. Pero el poder hace que cualquier individuo quiera más y más.

A mitad de su carrera se le ofrece ser político, además de juez. No es algo muy compatible pero Garzón acepta. He aquí el primer error. Se acabo el juez imparcial. Eso ya no existe ni existirá jamás. No se puede serlo decantándose por un partido político, sea cual sea. "Casualmente", fue el PSOE.

Bueno, y el afán de poder siguió y siguió. Ya había perdido la virtud de la justicia y la ecuanimidad hacía años. Necesitaba más protagonismo y ser fiel a sus principios "políticos". Entonces destapó varios asuntos: la causa sobre los crímenes del franquismo(sólo del lado franquista) y el caso Gürtel(con imputados del PP).

De todos modos, se puede abrir causas y causas a todo o casi todo. Venga! dejemoslo pasar pero una cosa hay que tener muy clara y es que la ley existe y hay que respetarla. Eso un juez debería saberlo y practicarlo(a no ser que se conozcan las lagunas de la misma). Pues Garzón se metió en un gran charco. Utilizó medios ilegales, grabó conversaciones intimas entre acusados y abogados. Prevaricó! Incumplió la ley! Se hizo a sí mismo un delincuente o más bien un criminal. ¿y qué le tiene que pasar a los criminales? Pues que hay que pillarlos, juzgarlos y condenarlos. Me da igual su pasado, me da igual quien sea, me da igual lo que haya conseguido. Me da igual todo: el que la hace la paga. Eso es la justicia. Y si no... no haberlo hecho. ¿o acaso ya vale todo? pues NO! Toda acción tiene su consecuencia y Garzón ha tenido su consecuencia. Pero no os preocupeis que de hambre no se va a morir. Sólo se ha prejubilado.

Y como os he dicho hay moraleja. Claro que la hay. Podría usar refranes populares clásicos como "quien siembra vientos, recoge tempestades" pero simplemente se trata de que, vosotros, lectores, tengais en la mente un principio básico de la justicia. Ahí va:

" La ley es igual para todos,
seas Urdangarín o Garzón.
si infringes la ley de todos
habrás perdido toda razón"



Santiago Iñiguez



2 comentarios:

  1. De acuerdo con aquello de que las leyes deben ser iguales para todos, pero desafortunadamente, aplicar la ley no significa aplicar justicia. Y eso, querido Santiago, es el meollo del asunto: si la única forma de conseguir información para descubrir criminales es pasando por encima de las leyes, se tiene que hacer. Los muchos muertos del franquismo lo reclaman. Eso sería justicia.

    Mauro

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querido Mauro, creo que los dos hablamos de justicia. el juez que obra mal debe ser juzgado y, en caso de ser culpable, castigado. Y para los muertos del franquismo te digo lo mismo: los culpables(de los dos bandos) deben ser castigados. Efectivamente, eso es justicia.

      Eliminar